miércoles, 30 de mayo de 2012

La segunda taza de té


Erase una vez...
... un hombre perseguido por los enemigos que entró en una casa donde vivía una abuelita y le pidió ayuda. 
La abuelita, muy tranquila le dijo “pasa, pasa, siéntate …” y le dio a tomar una taza de té. El hombre tomó el té, le dio las gracias y, cuando se puso de pie la abuelita le sirvió una segunda taza diciendo “siéntate y toma otra taza de té”. Un poco intranquilo, se sentó y tomó esa segunda taza de té. La tranquilidad de la abuelita, esa segunda taza de té … salvaron su vida, y pudo escapar de las manos del enemigo huyendo por un camino que le enseñó la abuelita.